REAL MADRID 1 - 2 FC BARCELONA
A pesar de que el planteamiento de hoy pudiera contentar a los aficionados, otorgando una cierta esperanza, hoy tampoco se ha encontrado la fórmula. Es imposible. Hay frustración. Existe miedo, un brote psicótico cada vez que el FC Barcelona pisa el césped del Bernabéu. Son muchos los puntos de análisis en el encuentro de esta noche, desde el plano meramente deportivo, hasta el psicológico.
En primer lugar, Mourinho continuó vislumbrando que es muy difícil jugar de tú a tú al Barça, volviendo a plantear un trivote formado por Lass, Xabi y Pepe. Aunque en la línea ofensiva, salió con la artillería integrada por Cristiano, Higuaín y Benzemá. Ahí faltaba un enlace, un nexo de unión del que el FC Barcelona está sobrado. Son juegos totalmente antagónicos, donde el Barça juega con muchos de estos nexos, que forman con una impecable armonía un fútbol exquisito y letal. El único nexo del Mardrid, llegaba mediante la salida al contragolpe por las bandas, con Benzemá y Cristiano convertidos en extremos.
En cuanto a las bandas, de nuevo el riesgo con el experimento de Altintop y la vuelta de Coentrao a un lateral. El que juega con fuego termina quemándose, y hoy, los dos costados defensivos han tenido fallos puntuales muy importantes. No puede ser que dos defensas consigan hacer dos goles (uno de ellos a balón parado), ante una zaga pasiva en ciertos instantes.
Entramos en el capítulo de Pepe. Es algo diferente lo de este futbolista, que convence a la afición con la presión voraz que realiza sobre los contrarios, pero que de la misma forma, juega al límite, pisa manos, falla en el gol de Puyol, finge un manotazo o recibe una cartulina amarilla en el minuto dieciséis. No lo entiendo, nunca lo entenderé.
Presenciamos así dos estilos totalmente opuestos. Bien hay que decir que Busquets o Cesc Fábregas continúan realizando jocosas actuaciones teatrales cada vez que se enfrentan en un partido contra el Real Madrid. Todo ello, se adereza con el cambio de actitud de una parte a otra, donde en la primera la presión total del conjunto madridista era asombrosa y, tras el descanso, se dio la vuelta a la tortilla en cuanto al ahínco se refiere.
La pena es que jugadores como Granero, sólo tengan minutos al final, cuando en toda la temporada ha sido uno de los futbolistas que menos ha jugado. Y es que hoy han jugado los cuatro portugueses con los que cuenta Mourinho.Un auténtico despropósito.
Por último, Cristiano. Comenzó como nunca. En ningún clásico se le había visto así de animado, encarando al rival y con ciertos conatos de amenaza a la portería de Pinto. Pero comenzó la segunda parte y también se vino abajo. Le falta mucho para alcanzar la cúspide del fútbol mundial. Y más aún, le falta mucho para asumir lo que supone el siete que lleva a la espalda. Me quedo con algunos de los gritos que se han escuchado al final del encuentro en las gradas del Santiago Bernabéu: "¡Once Juanitos, queremos once Juanitos!"