sábado, 16 de octubre de 2010

El cavernario más dicharachero




A pesar de que ya no pertenezca a la presidencia del FC Barcelona, Joan Laporta se resiste a aparcar su imagen al entorno del club culé. Ayer mismo volvió a hablar de la famosa “caverna mediática”, a la que añadió el calificativo de “españolista” en un momento de furor tendencioso. Es una verdadera pena que un club de la talla del FC Barcelona vea empañada su imagen por un personaje que quiere llevar los triunfos deportivos a su parcela personal, y así ensalzar su salto definitivo al escenario político.
En la intervención de ayer, arremetió contra el actual presidente del club, Sandro Rosell, por alimentar a esa famosa “caverna” al expresarse sólo en castellano en la última reunión de peñas barcelonistas que se llevó a cabo el pasado agosto.
Ante tales episodios habría que cuestionarse algunos matices. ¿Por qué caverna mediática? El que realmente parece andar perdido en una caverna nacionalista es el ex presidente culé, por su empecinamiento incondicional a promulgar sus ideales políticos y fusionarlos con los objetivos deportivos de un enorme club de fútbol.
Además, parece más una falta de respeto que un posicionamiento político el relegar a un segundo plano a aquellos aficionados gallegos, extremeños, madrileños o andaluces que amen los colores blaugranas y no comprendan el catalán.
Joan Laporta no lo entiende así. Quizás esté tan ensimismado en su protagonismo personal, que se olvida de lo que realmente significa la institución del FC Barcelona.

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